
La venta de 13.000 millones de dólares en apenas cuatro días no logra frenar el avance de la divisa estadounidense; las políticas fiscales y monetarias del gobierno actual quedan en el ojo del huracán.
El real brasileño atraviesa una de sus peores rachas en años, alcanzando un tipo de cambio cercano a los 6,20 reales por dólar. Ni siquiera la masiva intervención del Banco Central de Brasil, que ha sacrificado 13.000 millones de dólares de sus reservas internacionales en menos de una semana, ha logrado contener la presión cambiaria.
La depreciación sostenida del real no es solo un reflejo del fortalecimiento global del dólar, sino también de la falta de confianza en las políticas económicas del gobierno encabezado por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva. A pesar de implementar medidas como el aumento del IVA, el déficit fiscal y una sobreoferta de reales en el mercado financiero continúan debilitando la moneda local.
Políticas fiscales bajo la lupa
Desde su regreso al poder, el presidente Lula ha impulsado una agenda económica orientada a incrementar el gasto público con el objetivo de financiar programas sociales y reactivar la economía. Sin embargo, estas decisiones han disparado el déficit fiscal, afectando gravemente la percepción de los inversores internacionales y provocando una fuga de capitales que debilita aún más al real.
La reciente alza en los impuestos al consumo, incluida la elevación del IVA, pretendía aliviar las cuentas públicas, pero ha tenido un impacto limitado en la estabilidad fiscal. Al contrario, el encarecimiento del dólar exacerba los costos de importación y presiona los precios internos, alimentando la inflación.
Un círculo vicioso: emisión y depreciación
Otro factor clave en esta crisis es la abundancia de reales en el mercado, producto de una política monetaria que busca estimular la economía mediante la emisión de dinero. Sin embargo, esta estrategia ha generado un exceso de oferta de la moneda local, acelerando su depreciación frente al dólar y dificultando aún más el acceso a bienes importados y el servicio de la deuda externa.
¿Un futuro incierto?
La incapacidad del gobierno para estabilizar el tipo de cambio pone en duda su estrategia económica, especialmente en un contexto donde el dólar sigue fortaleciéndose a nivel global. Sin reformas estructurales que ataquen el déficit fiscal de raíz y sin una política monetaria más austera, el real brasileño parece destinado a mantenerse bajo presión.El presidente Lula enfrenta un desafío titánico: recuperar la confianza de los mercados y, al mismo tiempo, mantener las promesas sociales que marcaron su campaña. Mientras tanto, el peso de las decisiones económicas actuales recae sobre los brasileños, quienes sufren las consecuencias de una moneda cada vez más débil y una inflación al alza.